Broche de oro – Romance del Júcar

Broche de oro – Romance del Júcar

A mi primo Rosendo

Agua verde, verde, verde,

agua encantada del Júcar,

verde del pinar serrano

que casi te vio en la cuna

 

—bosques de san sebastianes

en la serranía oscura,

que por el costado herido

resinas de oro rezuman—;

 

verde de corpiños verdes,

ojos verdes, verdes lunas,

de las colmenas, palacios

menores de la dulzura,

 

y verde —rubor temprano

que te asoma a las espumas—

de soñar, soñar —tan niña—

con mediterráneas nupcias.

 

Álamos, y cuántos álamos

se suicidan por tu culpa,

rompiendo cristales verdes

de tu verde, verde urna.

 

Cuenca, toda de plata,

quiere en ti verse desnuda,

y se estira, de puntillas,

sobre sus treinta columnas.

 

No pienses tanto en tus bodas,

no pienses, agua del Júcar,

que de tan verde te añilas,

te amoratas y te azulas.

 

No te pintes ya tan pronto

colores que no son tuyas.

Tus labios sabrán a sal,

tus pechos sabrán a azúcar

 

cuando de tan verde, verde,

¿dónde corpiños y lunas,

pinos, álamos y torres

y sueños del alto Júcar?

Gerardo Diego

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